Juramento a la Bandera
Cuando las fuerzas morales de una generación se alzan contra el orden establecido por motivos de justicia, es necesario romper las ataduras que nos encadenan para que solo quede espacio para la victoria.
La historia del Ecuador está profundamente ligada a la historia de sus patriotas valerosos hombres, jovénes soldados indomables combatientes que desde tiempos inmemorables con épicas proezas y heroicas hazañas constituyen la herencia de sangre que gracias a dios fluye por nuestras venas.
Siempre estuvieron presentes los recuerdos de aquellos inmortales hombres alentándonos a seguir su ejemplo de sacrificio incansable por defender su patria, como en las faldas del mejestuoso Pichincha donde se forjó en tropel de armas, la libertad definitiva de nuestra nación.
En este histórico escenario de los albores del nacimiento de nuestra Ecuador, destaca de sobremanera la indescriptible victoria de las fuerzas independentistas al mando del General Antonio José de Sucre, cuyos valerosos soldados provenientes todos de cada rincón de la patria, conquistaron un espléndido triunfo necesario para mantener la dignidad nacional, la bendita, indeleble e inmaculada libertad.
El 24 de mayo de 1822 se selló la batalla del pichincha, la independencia política de nuestra patria que marcó el comienzo de una vida replicana y autónoma. Por aquellos hombres armados que se movilizarondesde las ardientes selvas del litoral para decidir en un combate la suerte de la que hoy es la república del Ecuador, refrendemos esta bien ganada libertad convirtiéndonos en ciudadanos con valores, con amor desinteresado or nuestra patria rescatando tradiciones, legados e idiosincrasias heredadas de nuestros gloriosos antepasados y al ejemplo de Sucre, Calderón y Bolivar batallemos con bravura para encumbrar a esta enferma y dolorida patria a la cumbre donde merece estar.
Esta mañana a casi dos siglos después de aquella fragua inolvidable del 24 de mayo de 1822, nuestros jóvenes y gallardos estudiantes continúan el ejemplo de nuestros patriotas, más no con las armas. Sino con los libros, los valores y las enseñanzas que son la artillería moral contra el enemigo común de la mediocridad, la inmundicia y la desesperanza.
Estos esforzados estudiantes que orgullasamente portan el tricolor nacional, provincial e institucional son el más claro reflejo de responsabilidad, trabajo y lucha constante por alcanzar objetivos.
Por eso hoy quiénes no se toman, no se piden, se arrancan y no se mendigan. Es hora de revestirnos de ese valor enérgico pues así no nos quedaremos en la vacilante y tímida tentativa que solamente conduce hacia el conformismo y la mediocridad que afectan a todo el entorno. Con patriotas y luchemos por mantener esta libertad conquistada, amenazada en estos tiempos por ansias de poder, egoísmo, conciencia y corrupción cuyo único fin es el bienestar y equidad para las grandes mayorías.
Por siempre y para siempre viva el Ecuador libre y soberano...